Las observaciones de suelos representan el primer paso de los estudios de suelos y tienen la finalidad de identificar los principales tipos de suelos que aparecen en un área, así como sus características morfológicas, físicas y químicas. Se distribuyen de forma libre por el área de trabajo a partir del estudio de los antecedentes y de toda la información documental disponible, siguiendo los criterios de cartografía de suelos tradicionales, basados en la teoría de los factores y los procesos formadores. Consisten en cortes o trincheras que se pueden encontrar de forma "natural" en todo el territorio, así como mini-calicatas o sondeos realizados de forma manual por los técnicos responsables de la cartografía.

En una segunda fase, de todas las observaciones descritas y analizadas, se seleccionan como calicatas las observaciones que mejor representan los tipos de suelos que aparecen en cada uno de los mapas a publicar. Estas calicatas, referenciados de forma única, son descritos de forma sistemática y más completa, siguiendo los criterios establecidos en la "Guía metodológica para la redacción de los proyectos de cartografía de suelos del ICGC", que se basa en los manuales de descripción de suelos más reconocidos a nivel internacional.

Fruto del trabajo ejecutado en las fases descritas previamente, es posible establecer el modelo de distribución de los suelos en el paisaje y puede quedar plasmado mediante los mapas de suelos. Se puede afirmar, por tanto, que los mapas de suelos son los documentos que mejor muestran los diferentes tipos de suelos que aparecen en una zona, sus características morfológicas, sus propiedades físicas y químicas, y su distribución espacial.